El caño más bello del mundo parte de una premisa, o, tal vez, de una hipótesis: la existencia de una filosofía futbolera de Juan Román Riquelme. En todo caso, si la palabra filosofía, aun en su acepción más llana, más mundana, resultare demasiado grande para algo tan pueril como un juego con pelota, la premisa seguiría viva: existe un pensamiento futbolero de Riquelme”.